El diablo y las diablas
Me empezaba a sentir un poco “inutilizado” porque apenas surgían cosas que hacer, pero el sentimiento duró poco, más bien, hice que durase poco. El viernes por la noche, todos los compañeros de la resi tenían un plan; iban a ir a una fiesta privada en una casa de un chileno que se acababa de casar y que era exalumno de la escuela.
Doris me convenció de que fuese y así lo hice. Toda la tropa salimos camino de la casa que resultaba estar en un barrio conocido como Siboney. Por vez primera ví el piso de las carreteras completamente liso y muy bien asfaltado. Las calles estaban iluminadas y eso os lo prometo me sorprendió. Ya no había casetas, o casitas, o leches en vinagre, ¡Había chalets! Casas con porche, con “gardening” muy cuidado y mimado, garaje con coches que iban de los mercedes y los audi, a peugot 206 por ejemplo. Aunque algunas eran embajadas no nos engañemos, ¡Eran casas particulares! Llegué a ver un video portero automático. Todo eso me pareció increíble.
Antes de proseguir con la historia hagamos un receso para mencionar dos nuevas adquisiciones de la residencia; Ismael y Guillermo. Son dos uruguayos de mi edad, año arriba año abajo, con los que he encontrado mucha afinidad y con los que he hecho algunos planes. Hablo mucho con Ismael, que ha vivido 5 años en Suecia y que parece una persona muy enriquecida culturalmente, con una forma de entender la vida parecida a la mía o a la de mi mejor amigo Rocko.
En la casa todo el mundo tomó lo que fue capaz de soportar y en algunos casos mucho más, por eso acabaron destrozados rabeando por el suelo. La gente bailaba y charlaba de todo tipo de cosas. Yo pululé un rato por los grupetes. Doris estuvo muy cariñosa conmigo y yo también lo fui con ella. Muchos piensan que estamos juntos, aunque ambos sabemos que no es así. Aunque no lo teníamos pensado acabamos besándonos. Sin entrar en detalles decir que el resto de la fiesta la pasé con ella. Pocas veces una chica admite según qué tipo de cosas, pero acabó claudicando y… bueno no quiero entrar en la cocina, quedaros con que ella había tomado y que la temperatura corporal ascendió repentinamente hasta límites insospechados. Yo que lo cierto es que estaba muy tranquilo decidí dejarla así e irme. Me largé de la fiesta y aunque le invité a venirse conmigo, no entraba en sus planes pirarse.
Se les llama diablas a las chicas que salen a “buscar” sus presas, que tratan de ganarse a los tíos y aprovecharse de ellos. Reconozcamos que eludirlas no es sencillo, aunque yo no estoy seguro de haberme topado con ninguna. También es posible que aunque lo hubiese hecho, no fuese consciente. No quiero alejarme de la historia sexual y por eso voy a tratar de vincular todo lo sucedido a este respecto, aunque entre acto y acto sucedan otras muchas cosas, que poco tienen que ver con la lascivia.
El cumpleaños de Doris era el domingo. Fuimos a Rancho Palco, un restaurante con su parte al aire libre, precioso. La atención al público era exquisita, si bien, la comida no la probé en todo su esplendor, porque los precios eran en chavitos, y… a pesar de eso le mandé a un batido de chocolate y a un sandwich enorme con papas, segunda vez que las pruebo en este país. Yo estaba algo cansado y bastante quemado de la playa así que tampoco me mostré excesivamente volcado en ella. Habíamos prometido que cuando acabase la cena nos acostaríamos. Yo sería el dorsal 9, y ese puesto me correspondía. No sucedió. A pesar de la que montamos el viernes, que por cierto fuimos grabados en vídeos por mi compañero de habitación, al que he apodado “El chusma”, mote que parece haber triunfado mucho, y que se debe a un simple juego sonoro, porque se llama “Chema”. No pasó nada por mi pasotismo y porque ya al final me dijo que le gustaba Albert, mi amigo de Barcelona que parece una gramola pues es capaz de tocar con virtuosismo cualquier tema que le pidas. No entendí muy bien a qué venía eso. Le dije que me parecía estupendo. No tenía más nada que decir. Albert es un buen tipo, y se le gusta pues le deseo lo mejor. De nuevo reconozco que no entendía la situación y aunque no me había hecho a la idea, ni había preparado nada, para pasar la noche con Doris, tal fue mi dejadez que me largé antes de tiempo, aunque ella tampoco opuso resistencia a mi marcha, hay que sumar a lo anterior que una hora antes jugaba, algo borracha conmigo, a acercar sus labios a mí mientras me desabrochaba la camisa. Ahora en frío no sé si lo dijo de veras o se estaba quedando conmigo, sea como sea sabéis que enseguida firmo los papeles y me largo, es decir, sabéis que no tiendo a largar las historias ni a volcarme, soy claro y sincero, y mi problema es que sólo le doy una oportunidad a las cosas para que salgan bien, o sale bien o no. A veces me da la impresión de que sólo le doy un tiro a la otra persona, si da en el blanco me entrego, si no, aunque acierte a la segunda ya no me vale. Demasiado romántico.
Dejé a propósito a Albert con Doris solos. Al día siguiente por la mañana me puse a escribir en el ordenador de mi amigo que estuvo tan bien conmigo como siempre. No sé si sucedió algo, pero es algo que poco o nada iba a cambiar.
EU: Estado de la hipocresía
Hace 1 día
1 comentarios:
solo decirte mi opinion respecto a una afirmacion tuya.
Notoy deacuerdo en q solo das una oportunidad y sino lo crees asi haz una pequeña reflexion y luego m cuentas .
besos de tu 2º mami
Publicar un comentario